San Benito, proclamado por el papa Clemente X, patrono de Europa, nació hacia el año 480 en Nursia (Italia). Impresionado desde joven por la ambición del mundo decide retirarse y vivir en soledad durante tres años. Así madura su espiritualidad que crece con gran fama. En adelante se dedica a fundar monasterios y escribe La Regla donde transmite toda su experiencia y sabiduría. Muere en Subiaco en el año 547. Su fama de santidad y perfección se extiende rápidamente por todo el mundo y lo convierten en un protector e intercesor poderoso ante Dios.Un recorrido por la espiritualidad de san Benito que nos invita a la reflexión interior, al silencio y a la perfección, día a día durante todo el año. Una selección de textos que nos transmite una experiencia de amor, de un hombre que descubre a Dios presente en todas las cosas y que lo refleja con su ejemplo a lo largo de toda su vida.Los cinco minutos de san Benito presenta textos que nos ayudan a mantener diariamente un encuentro con él, recordando algunos hechos de su vida, leyendo párrafos del único escrito suyo (La Regla), dejándonos ilustrar por lo que se ha escrito sobre él o recordando algunas normas y enseñanzas sobre temas centrales de su vida y de su doctrina.

El P. Eduardo Ghiotto, argentino, fue abad de la Abadía Benedictina del Niño Dios en la ciudad entrerriana de Victoria. Esta última, fundada en 1899, es un lugar donde los monjes benedictinos llevan más de 100 años de fecundo trabajo y continua oración, de acuerdo con el lema ora et labora y siguiendo las reglas fijadas por San Benito, el creador de la vida monástica hace quince siglos. Es el primer monasterio benedictino levantado en Hispanoamérica. Durante 28 años fue conducido por el abad Eduardo Ghiotto, desde 1970 hasta 1997, fecha en que renunció a su cargo.Se dice que "Ghiotto transmitía una profunda sensibilidad espiritual y humana, que se traducía en un compromiso social y cultural, con una fuerte proyección más allá de la comunidad de Victoria. Todo lo hacía con una sonrisa, reflejo de su alegría de vivir y su fe, y testimonio de su esperanza. A los 17 años comenzó el noviciado y se consagró monje en la Navidad de 1956. En 1969 fue elegido abad del monasterio, función que cumplió hasta su retiro, en 1997. Dio un impulso renovador a la comunidad monástica, a partir de múltiples iniciativas: promovió la adaptación de la liturgia a las directivas del Concilio Vaticano II, consolidó la presencia del monasterio en el lugar, hizo remodelaciones edilicias, edificó la biblioteca y la Iglesia abacial, creó fuentes de trabajo estables y le encomendó a una comunidad de religiosas dominicas misioneras la atención pastoral de un barrio adyacente a la Abadía" (Mariano de Vedia, diario La nación, 20 de junio de 2011). Buen conocedor de la figura de San Benito y de la espiritualidad benedictina, se prodigó en conferencias y retiros, así como en libros y artículos, para hacer conocer y amar al gran Patriarca monástico. Murió en Buenos Aires el 2011 a los 70 años de edad.

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