En abril de 1991 vio la luz por primera vez el "Testamento del pájaro solitario". Pocas semanas más tarde, el 11 de junio, nos dejaba su autor, José Luis Martín Descalzo; o, mejor, "vio la Luz", vio el "Amor sin enigmas ni espejos". Desde su salida, muchas personas encontraron el "Testamento" su propia alma, su autobiografía personal, tal como José Luis soñaba que ocurriera en la introducción de su obra. En los versos de este libro -sinceros, profundos-, muchos se vieron reconocidos. En las reflexiones de José Luis, en su anhelos, en su búsqueda constante de Dios y de la belleza, muchas personas, hombres y mujeres, vieron reflejados sus propios pensamientos, sus dudas, sus intentos de alcanzar la plenitud. Hoy, 30 años después de su publicación, el "Testamento" sigue vivo y Editorial Verbo Divino se complace en ofrecerlo a sus lectores en esta nueva edición.

José Luis Martín Descalzo nació en Madridejos (Toledo) en 1930, pasó en Astorga su infancia y vivió su adolescencia en Valladolid, de donde era originaria su familia. Concluyó sus estudios de teología e historia en Roma, donde se ordenó sacerdote en 1953. Periodista, escribió miles de artículos, dirigió las revistas Vida Nueva y Blanco y Negro, y fue redactor jefe de la sección de religión de ABC. Su rostro y su voz se hicieron conocidos por su labor como director del programa "Pueblo de Dios" de TVE. Prolífico escritor, publicó más de 40 obras: desde novelas (ganó el Premio Nadal en 1956 con La frontera de Dios) hasta obras de teatro (Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos), pasando por ensayos de temática muy diversa (La frontera de Dios, Un periodista en el Concilio, Un cura se confiesa, Vida y misterio de Jesús de Nazaret). Como poeta publicó ocho libros (Fábulas con Dios al fondo, Camino de la cruz, Querido mundo terrible, Apócrifo, Apócrifo del domingo, El joven Dios, Apócrifo de María y Diálogos de pasión). El Testamento del Pájaro Solitario fue su última obra, la más autobiográfica, una auténtica confesión del alma pasada por la criba de su enfermedad y por el gozo de su encuentro con la poesía de san Juan de la Cruz.